Por Ilda «Pelusa»Lucchini*

“Tener una razón de ser es tener una destinación. …Preguntarse si la universidad tiene una razón ser, es preguntarse ¿la universidad con vistas a qué?.”
“Para saber aprender y para aprender a saber, la vista, la inteligencia y la memoria no son suficientes; también hay que saber oír, poder escuchar lo que resuena. Diré que hay que saber cerrar los ojos para escuchar mejor”.
J. Derrida “Las pupilas de la universidad”

¿Cuál es la “razón de ser” de una universidad feminista?  ¿Admite más de una razón?. ¿ Sera la razón de igualdad de derechos, oportunidades, responsabilidades la meta a conquistar ? ¿Y esa condición será necesaria y suficiente, la determinante de otra “destinación”, la nueva vista para nuestras pupilas?

Aunque nos resulten un poco contradictorios los párrafos citados, nos interesan porque la Universidad -al menos en cuanto a las universidades publicas que son la mayoría en nuestro país- está cambiando su ‘mirada’ sobre nuestra sociedad, especialmente en lo que se refiere a las demandas de los feminismos, y por ende su sentido, su destinación. Y para hacerlo está aprendiendo a escuchar mejor la resonante voz multitudinaria de las mujeres que cantan “y ahora que sí nos ven”, a cerrar sus ojos para estar mas atenta a sus reclamos, en particular al que hoy nos ocupa.

¿Cómo pensamos las mujeres que podría ser la Universidad feminista? 

Pensar la Universidad desde una epistemología feminista es una obligación, pero no se trata de una tarea exclusiva de las mujeres universitarias. Tenemos tendencia a dar ese debate intramuros, aunque la potencia transformadora del movimiento feminista y la creciente –pero todavía dificultosa- ‘escucha’ social de les uiversitaries esta abonando un debate fructífero al respecto y acelerando transformaciones.

La trayectoria hacia ese objetivo hace tiempo que está iniciada, tiene historia, organización y teorización significativas. Pero LA IRRUPCION DE MASAS, DE LAS MUJERES COMO ACTORAS POLITICAS CENTRALES tiene en el #NI UNA MENOS, VIVAS NOS QUEREMOS, de junio de 2015, la apertura de una nueva y superior etapa en la lucha por la igualdad de derechos. La cantidad de mujeres –de diferentes franjas etarias- provenientes de la vida cultural en general y universitaria en particular alcanzó proporciones  inéditas en estas manifestaciones que se extendieron por toda la Argentina.

Foto de Cristina Pauli ENM#34

Como no podía ser de otra manera, dicho fenómeno potenció el proceso de creciente atención a las demandas feminista que se venía dando al interior de las universidades, lo que se tradujo en muchas innovaciones –principalmente institucionales- que van en el sentido de la democratización y de la igualdad.

Separamos intencionalmente el concepto de democratización del de igualdad porque no necesariamente hay una relación biunívoca entre ellos. Muchas de las universidades creadas durante los gobiernos kirchneristas cuentan con importantes espacios y políticas de Género y se produjeron reformas de los Estatutos de las universidades pre-existentes modificando con sentido democratizador ciertos funcionamientos o ampliando las representaciones estamentales. Pero todo ello –en general- no redundó en reconocimiento de igualdad de género, ni  reflejó la importante feminización de las plantas docentes, no docentes y de las matriculas estudiantiles

Aun asi podemos enumerar algunos de los más importantes avances producidos –mayoritariamente- en los últimos años : pronunciamientos de los organismos de gobierno universitario a favor de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo ; creación de Secretarías o Direcciones de Políticas de Género a nivel de Presidencia de la Universidad y de Facultades, establecimiento de programas y protocolos para prevenir y erradicar la violencia de género, multiplicación de áreas de investigación sobre problemáticas de Género  -incluyendo estudios sobre las masculinidades- en numerosas unidades académicas, cursos de capacitación, de Posgrado y Maestrias sobre la temática, surgimiento de cátedras afines, redes de docentas, entre los cambios mas significativos

Con ser alentadores, estos avances transformadores no alcanzan aún a producir los suficientes cambios culturales -ideológicos- que conlleven al apartamiento de prácticas patriarcales y machistas por parte de los integrantes de la comunidad universitaria. Y, en esta consideración, no excluímos a numerosas docentas, no docentas y estudiantas que naturalizan la supremacía varonil.

Foto de Cristina Pauli. ENM#34 La Plata

Por eso sostenemos que aun hay muchas ‘asignaturas pendientes’, tanto las que son de carácter institucional como aquellas que constituyen la ‘destinacion’ de la Universidad.

En la primera categoría aspiramos a derribar el “techo de cristal”, por el cual una ínfima minoría de mujeres ocupa cargos de conducción (Presidencia, Decanatos, jefaturas de Departamento y/o de Carreras) . Nos encontramos con la típica pirámide, en cuya base hay altísima proporción de mujeres, pero cuyo vértice es hegemónicamente masculino. Ni que hablar de la situación de las disidencias sexuales, porque no conocemos estadísticas al respecto. Es perentorio, también, alcanzar la paridad de género en todos los órganos de conducción. La UBA acaba de sancionarla, pero es indispensable aclarar que para ser una conquista feminista y democrátizante, se debe ampliar el ejercicio de la ciudadanía universitaria. Por cuanto solo pueden elegir y ser elegides aquelles profesores que han concursado su cargo; o sea les docentes interines NO gozan de ese derecho. De esta forma existe el serio riesgo de hacer de esta conquista una formalidad solo creíble para legos, mientras el poder esta en manos de minorías. Dado que los cuerpos de gobierno universitario tienen –mayoritariamente- representación por estamentos (profesores, docentes auxiliares, estudiantes, no docentes) cruzada frecuentemente por representación tipo federativa (facultades, departamentos,etc), esta democratización implica un importante grado de complejidad ; pero nada que la probada capacidad de nuestra comunidad no pueda solucionar…si hay voluntad política para ello, derivada de la conciencia de su necesidad.

“Saber oir, poder escuchar” nos dice el filósofo francés y eso también nos ayuda a proponer la implementación del uso del lenguaje inclusivo en las universidades públicas. Si hay un aporte revolucionario de nuestro movimiento es la modificación del lenguaje, en tanto pensemos la palabra como constructora de realidad.  “El lenguaje es la realidad del pensar” escribió C Marx.

Igualmente se impone la aplicación de la Ley Micaela en todos los ámbitos universitarios. Lo cual no será ni contradictorio con avances que hemos mencionado arriba, ni menoscabará la autonomía universitaria, por cuanto ninguna universidad pública ‘goza’ – como institución del Estado- de derechos especiales

Somos de la idea de que todas las carreras universitarias tienen que incorporar la mirada de género en su currícula. Todas, absolutamente todas, hasta la que nos parezca más increíble como puede ser Astronomía. Porque ahí hay un déficit histórico, una carencia esencial que permea hacia el campo de la investigación y de la extensión, que son sus otras dos funciones esenciales, formateándolas.

Tambien tenemos una mirada sobre el sistema de producción científica, que incluye –además de los paradigmas vigentes- a los mecanismos de Evaluación. El mismo está estructurado para que les investigadores y les extensionistes no puedan dejar de producir ‘papers’, porque podrían quedar relegades en el sistema.

Foto de Maria Victoria Gallegos. Facultad de Ciencias Exactas UNLP

¿Qué pasa con una persona gestante que tiene un embarazo? ¿ O debe hacerse cargo de las tareas de cuidado de les familiares? . No ‘produce’ al mismo ritmo que los varones. Las licencias parentales por nacimiento o adopción son valiosa conquista –aunque aun no son universales- estando incluidas persistentemente en los reclamos de los gremios docentes.

En la misma condición están los viajes al exterior para formación o perfeccionamiento. ¿Cuántas mujeres no van al extranjero porque no hay mecanismos de sustitución en las tareas de cuidado?!!!!  Si se van es para hacer estadías cortas,  de dos o tres meses.

Una persona gestante  que tiene tres embarazos a lo largo de su carrera académica  pierde un año de antigüedad en la universidad, porque como paga la Anses la licencia por maternidad, no lo paga la patronal, no le computan antigüedad. Por lo cual deberá trabajar  un año más para tener la antigüedad necesaria que permita jubilarse con los 30 años de servicio.

Como decimos mas arriba esta afectación a su producción científica y a las actividades de Extensión incide en la evaluación de los curriculums en los concursos para aspirar a nuevos cargos; en tanto los varones están en una situación de superioridad.

Alcanzar la meta de la ‘universidad feminista’es un desafío cuya concreción no depende del simple  transcurrir evolutivo. Es una transformación perentoria; llevamos milenios de patriarcado. Si es que queremos estar –como universitaries- a la altura que alcanzo el movimiento feminista en Argentina.

Hay una batalla cultural de por medio que es decisiva ;  y que se está dando sin es

Pelusa Lucchini

perar que la ‘evolucion social’ produzca la transformación. Esta es -a grandes rasgos- la contribución a una nueva ‘destinacion’ que proponemos para la universidad argentina; para aportar – desde este campo- a la posibilidad emancipatoria de toda nuestra sociedad

 

* Lic. en Química. Docente Universitaria. Dirigente sindical y militante feminista